¡Ufff! Porque, a veces, te quedas sin palabras para describir una emoción. Y, después de más hora y media de entrevista, cuando le das al stop y te quitas los auriculares… lo primero que piensas es: “por favor, que se haya grabado”.
Y, cuando compruebas que, sí, que está todo OK. Respiras y das las gracias por poder tener conversaciones como la del episodio 179 del podcast.
No quiero adelantarte nada, solo pedirte que escuches la entrevista porque creo que es quizá la mejor de las cuatro que le he he hecho a Carlos López-Otín. Y puede que la última…
La charla pude grabarla al final del verano, en el despacho de Carlos en la Universidad de Oviedo. Además, le pedí permiso para que pudiese acompañarse mi sobrina Cova, estudiante de medicina de segundo año, y a quien le fascina la biología.
Al terminar de grabar, ya en el coche rumbo a Avilés, también hubo tiempo para las bromas entre tía y sobrina, porque en un momento de la entrevista Carlos hablaba de muerte celular y yo apostillo: "claro, la apoptosis”. Así que mi sobrina me dice con sorna: “nada, tía Chipi que, hoy, te sentiste como Ramón y Cajal al decir apostosis”. Creo que la anécdota no se nos va a olvidar en la vida.
Por la noche, Cova me envió un mensaje emocionada: “Qué guay lo de Otín. Qué suerte tuve de poner toda mi atención en sus palabras…”.
Sí, Cova qué suerte la nuestra.
Como te decía, creo que esta es la mejor de las cuatro entrevistas que le he hecho al investigador. Quizá porque puede que sea la última y lo intuía antes de ponerme a grabar. Con Egoístas, inmortales y viajeras, López-Otín cierra su particular trilogía sobre la fragilidad humana y nos habla en este libro sobre la enfermedad que más vulnerables nos hace sentir: el cáncer.
Si quieres escuchar la entrevista te dejo link directo aquí.
Preparando la entrevista de esta semana descubrí estas seis cosas.
Las nubes asperitas Son las favoritas de Carlos y en su libro explica que “sus rugosas y agitadas ondulaciones dibujan en el cielo paisajes extraños, amenazantes, que infunden temor, pero al final pasan de largo y tienden a deshilacharse sin provocar tormentas”. Son preciosas.
En Egoístas, inmortales y viajeras Carlos recuerda la canción Lucha de Gigantes que Antonio Vega compuso cuando formaba parte de Nacha Pop. De hecho, los acordes que suenan al empezar la entrevista son de la versión de Love of Lesbian y Zahara. Por cierto, tirando del hilo he descubierto que mucha gente ha malinterpretado su significado porque es una oda a la astrofísica, una de las pasiones de Vega. Os dejo esta lectura de El País.
Si tuviese que quedarme con dos capítulos imprescindibles del libro Egoístas, inmortales y viajeras serían: el 16 y el epílogo. Me emocioné mucho leyéndolos. Por cierto, Otín ha donado todos los beneficios que le corresponden por las ventas de este libro a la Asociación Española contra el Cáncer.
Mientras preparaba este episodio del podcast me escuché del tirón el podcast Just enough family que me recomendó mi buena amiga Molinos y descubrí el Instagram de Liz Lange. Sus divertidos textos están a la altura de las fotos míticas que muestra en su galería.
Planteé buena parte de la entrevista a través del significado de varias palabras que se repiten en el libro. Y me ha venido a la mente este maravilloso podcast de la gran Mar Abad sobre el origen de las palabras. Puedes escucharlo aquí.
Con la tercera entrevista que le hice a Carlos aprendí el significado de Ikigai: el propósito en la vida. Con su último libro me apunto una nueva palabra: shoganai que, como explica López-Otín “nos enseña a admitir que, queramos o no, nos guste o no, la vida es así”.
Hasta la próxima entrega. Gracias por leerme.
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