Bienvenido/as a una nueva entrega de A micrófono cerrado. Esta semana tenemos en el podcast a la dermatóloga Ana Molina, que acaba de presentar su maravilloso libro, Piel sana, piel bonita, donde nos enseña a conseguir ese doble objetivo del título. Porque, como explica ella misma, “Siempre que contemplamos una piel bonita, lo que estamos contemplando es salud”.
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La Dra. Molina podría haber ganado el premio final de cualquier concurso de la tele porque ha respondido sin fallar las más de 50 preguntas que le he hecho para el episodio de esta semana. No solo lo sabe todo y, más importante aún, sabe explicarlo bien, es que además nos va a hacer reír muchas veces con las respuestas. El episodio se llama 50 preguntas nada tontas sobre el cuidado de la cara, el pelo, las uñas y el cuerpo. Contadme si algunas o muchas de esas preguntas os las habéis hecho también vosotras. Pues todas tienen por fin respuesta científica. Y, atención, que a ratos las 50 preguntas pueden haceros sonrojar más que las 50 sombras de Grey…
Por supuesto, como cada semana, en esta newsletter os dejo algo especial, así que me he reservado un contenido extra sobre nutricosméticos. Atentas, que lo que la Dra. Molina cuenta aquí es oro en paño.
Podéis escucharlo aquí y más abajo os dejo la entrevista editada para la lectura.
¿Qué son los nutricosméticos, Dra. Molina?
Yo le llamo belleza encapsulada. Es un término que está en todas partes, pero mucha gente no se ha parado a entender qué significa. Básicamente el término “nutricosmético” fue descrito en 1989 y viene de la unión de “Nutrición” más “Cosméticos”. Digamos que nos referimos a todos los productos alimenticios que tienen concentraciones de nutrientes y que complementan la dieta, enfocados a redensificar la piel, protegernos del sol, mejorar el pelo, las uñas, eliminar celulitis o simplemente ponernos más guapos. Los podemos encontrar en cápsulas, polvos, geles, en un montón de fórmulas, en las farmacias o grandes superficies.
Lo importante es entender que para ser aprobados los nutricosméticos, a diferencia de los medicamentos, no requieren estudios de efectividad. No se rigen por el Reglamento Europeo de Medicamentos, sino por el de los alimentos, por lo que los nutricosméticos solo tienen que demostrar que son seguros, pero no que son efectivos.
Y esto es clave…
Claro, porque hay mucho Over-The-Counter (venta de producto sin prescripción), se compran mucho y no son tan inocuos como parece.
¿Habría que cambiar un poco la regulación para que se hiciesen ensayos clínicos? Realmente si se hiciesen esos ensayos de eficacia, beneficiaría a todo el mundo...
Ensayos de eficacia se hacen. Con algunos nutricosméticos hay ensayos clínicos espectaculares y la eficacia está superdemostrada. Pero lo que pasa es que al no estar regulados como los medicamentos, algunos nutricosméticos sí tienen una evidencia científica detrás brutal, estudios clínicos supersólidos, mientras otros nutricosméticos no la tienen. No todos son iguales, pero el abanico es tan amplio y están tan de moda...
Por eso estaría bien que su legislación no fuese la alimentaria, sino una legislación un poquito más exigente y que requiriese ensayos clínicos de efectividad... Entonces, la pregunta del millón es: ¿funcionan los nutricosméticos?
Sí, funcionan, pero no todos en la misma medida. Por ejemplo, los que más eficacia han demostrado son todos aquellos que incluyen antioxidantes, como la vitamina C, la vitamina E, recordemos que esto se toma de forma oral, los polifenoles, los carotenoides como la vitamina A, los que se usan como complemento de la fotoprotección, que suelen ser los que ponen nuestra piel más luminosa...
Pero hay nutricosméticos que la verdad es que funcionan muy poco, que tienen muy poca evidencia científica y, aun así, se venden un montón.
Pese a las dudas que generan los nutricosméticos, escribes en tu libro que, según un artículo publicado en The Journal of the American Academy of Dermatology, se calcula que más del 65% de los dermatólogos de todo el mundo prescriben nutricosmética de forma habitual a sus pacientes...
Este es uno de los artículos sobre nutricosmética que más me gustó leer y, además, publicado en la revista americana de dermatología que más leemos los dermatólogos, la que más prestigio tiene en nuestro sector. Y me encantó porque es que aquí está la clave de la cuestión. Fíjate, la nutricosmética es un mercado millonario que no para de crecer. Si lo buscas en Google Trends, te das cuenta de que el tema interesa, que la gente cada vez se toma más nutricosméticos y busca más sobre nutricosmética. En este artículo analizan que, cuando se encuesta a dermatólogos de todo el mundo, casi el 65% asegura prescribir nutricosmética a sus pacientes, a pesar de ser conscientes de que no existe evidencia científica sólida para recomendar la mayoría de estos productos. ¿Por qué pasa esto? Pues el artículo analiza las causas y llega a la conclusión de que es como un círculo vicioso. Muchas veces hay patologías leves de la piel en las que no haría falta poner tratamiento, como, por ejemplo, una alopecia por estrés, o sea, una persona a la que se le está cayendo un poco más el pelo porque está estresada. Pero, al final, ante la presión del paciente, y un poco por efecto placebo, el médico termina recomendando nutricosméticos. La industria ve esto, los farmacéuticos también ven que los están recomendando, y entonces se va formando un poco de inercia, de círculo vicioso, y es fácil que se viralice su uso. Me gustó esa reflexión, porque esto además genera confusión en el consumidor, genera muchas polémicas... Hay que individualizar cada nutricosmético y mejorar la regulación y la información.
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Además, hay que tener cuidado porque los nutricosméticos podrían tener efectos indeseados a veces, como algunas medicaciones, ¿no?
Claro. Y lo peor de todo es que se pueden comprar sin receta, por lo que a priori parecería que son completamente seguros.
Sí, son seguros si se toman bien, pero si se toman mal, ya no lo son tanto. Muchos contienen vitaminas liposolubles, como la vitamina D, la vitamina K, la vitamina E... Recordemos que estas se pueden acumular, no son igual que las vitaminas hidrosolubles, como la vitamina P, la B, etc., que cogerías del nutricosmético que has tomado lo que necesitas, y el resto lo excretarías a través de la orina. Las vitaminas liposolubles se pueden ir acumulando en el hígado y pueden dar problemas.
Además, hay nutricosméticos, como los enfocados a pelo y uñas, que contienen biotina, y pueden alterar las analíticas. Debemos avisar a nuestros médicos si los estamos tomando porque pueden interferir con determinados parámetros analíticos de un análisis de sangre, como las hormonas tiroideas e incluso la troponina en un infarto agudo de miocardio.
No nos olvidemos del concepto coste-oportunidad. Es decir, aunque estos complementos se compren sin receta, sean seguros y no nos vayan a hacer ningún mal, si realmente no tienen efecto, ¿no sería mejor gastar nuestro dinero, a lo mejor, en un tratamiento estético que realmente va a ser más efectivo? ¿O gastarlo en dermocosméticos, en un retinol, por ejemplo, que sabemos que tiene mucha mayor evidencia científica detrás?
Hay que entenderlo todo bien, pero es un tema tan amplio y complejo que cuesta.
Complementarios de la fotoprotección
Vamos a ir mirando un poquito cada uno de ellos. Tú decías que los que más evidencia científica tenían son los de fotoprotección oral, que son diferentes de los aceleradores de bronceado, ¿no?
En realidad, son lo mismo. Es que se les puso mal el nombre. Eso de "aceleradores del bronceado" es una barbaridad. Primero, no aceleran ningún bronceado y, segundo, tampoco fotoprotegen. A mí no me gusta ninguna terminología, ni son fotoprotección oral ni son aceleradores del bronceado.
Realmente son un complemento a la fotoprotección. Y sí, son de los que efectivamente más evidencia científica tienen, sobre todo el Polypodium Leucotomos, y también los que llevan vitamina C, vitamina E, vitamina B3... La verdad es que lo que hacen es que son principalmente antioxidantes, que nos complementan, reparan todo ese estrés oxidativo que se produce por el daño solar.
El Polypodium Leucotomos es una sustancia aislada de un helecho maravilloso que crece en la Antártida y que es un crack porque está sometido a cambios climáticos extremos y, sin embargo, sobrevive en esas condiciones tan extremas. Pues eso, si lo tomamos, ayuda a nuestra piel a sobrevivir a factores ambientales también muy extremos, como el sol.
Suplementos de colágeno
Ok. ¿Y qué ocurre con aquellos que prometen mejorar la firmeza de la piel, por ejemplo, a base del típico colágeno, ácido hialurónico...? Que por otro lado, no sólo se toman para la piel porque hay también quien los toma para las articulaciones. ¿Qué opinas?
Pues esto nos daría para hablar mucho... Este es el gran melón, genera mucha polémica y muchos enfrentamientos. Lo primero es entender la estructura de la piel, sus cimientos. Si te fijas en la dermis, la segunda capa de nuestra piel, y la miras al microscopio, es todo colágeno, brutal, con ácido hialurónico y con elastina. Eso son los andamios de la piel. Por eso se ha puesto tan de moda tomar suplementos de estas tres cosas: colágeno, ácido hialurónico y elastina. Y también para las articulaciones. ¿Qué pasa? Que el colágeno es una proteína compleja que se forma a partir de tres aminoácidos, prolina, lisina y glicina, presentes en la piel y también en las articulaciones. Y sinceramente, son tres aminoácidos que se obtienen muy fácilmente con una dieta normal y corriente. Para colmo, sabemos que cuando tú tomas esos aminoácidos, los vas a usar para formar colágeno o lo que le dé la gana a tu cuerpo. Es decir, que cuando tomas suplementos de colágeno, tu intestino los parte en trocitos, en prolina, lisina y glicina, y con eso forma colágeno donde le dé la gana a él. Y hasta ahora el mensaje ha sido este...
¿Y qué ha pasado? Que en los últimos años sí que empiezan a salir nuevos metaanálisis, que son análisis en los que se analizan muchos estudios científicos con muchos pacientes, en este caso, con más de 800 pacientes que se han tratado con suplementos de colágeno. Y se empieza a ver que en pacientes que se tratan con suplementos de colágeno, ese colágeno, que se traza o se le pone como un marcador, es capaz de llegar a la piel, está en la piel. Esto es un avance. Pero el hecho de que esté en la piel ¿qué evidencia científica tiene? ¿Significa que esté sirviendo para mejorar tu piel o para verte mejor? Pues, de momento, comparado con cualquier otra estrategia para formar colágeno, como inyectar un inductor de colágeno, un buen láser u otras estrategias, sinceramente, muy baja...
Por supuesto, la ciencia va avanzando y cada vez hay más metaanálisis, más estudios que empiezan a ver algo de evidencia científica con los suplementos de colágeno... pero, la verdad, esto está muy "en bragas", hablando mal y pronto, con perdón. Está muy en pañales...
Yo, sinceramente, invertiría mi dinero en otra cosa que no fuera un suplemento de colágeno. A lo mejor en el futuro tengo que decir lo contrario, pero de momento sigo pensando esto. Yo no me he tomado un suplemento de colágeno en la vida, no me he gastado un duro en eso ni me lo voy a gastar.
Y para las articulaciones aplicaría exactamente lo mismo porque al final la molécula no sabe que tiene que ir a la rodilla o adónde tiene que ir...
Claro, esos aminoácidos que tú te has tomado han llegado a todas las partes de tu cuerpo. Porque tu cuerpo lo va a usar para formar de todo, como si lo tomases con la dieta. El colágeno que comes en la dieta, tu cuerpo lo digiere, lo parte en aminoácidos esenciales y lo lleva para las articulaciones, para la piel o para un montón de cosas porque el colágeno es el soporte de todos los tejidos.
Se me olvidaba decir, por cierto, que esos argumentos de quienes defienden los suplementos de colágeno porque dicen que es que la gente come muy mal... Vale, entonces lo que hay que hacer no es tomar un suplemento de colágeno, lo primero es comer bien, aprender a comer bien.
Nutricosméticos para pelo y uñas
¿Y qué hay de los suplementos para las uñas y el pelo?
Pues estos son los que más se toma la gente por goleada. Además, son los más antiguos, los que más tradición tienen. ¿Quién no se los ha tomado alguna vez? Y los dermatólogos los pautamos mucho.
Sinceramente, que sepáis que no vamos a conseguir gran cosa con nutricosméticos para el pelo o las uñas, aunque quizá pueden conseguir mejorar las cualidades cosméticas de nuestro cabello, que el pelo se vea mejor, porque contienen serenoa repens, pygeum africano para la seborrea...
Obviamente, si tenemos una alopecia como tal, nos han hecho un análisis y han visto que nos falta hierro o nos falta biotina, pues sí, a lo mejor tomar un suplemento de pelo y uñas en un caso de alopecia carencial por un déficit concreto, claro que va a ser eficaz. Pero, de verdad, tomarlos así a la virulé, no solo no va a hacer que se nos caiga menos el pelo o que nos crezca más pelo, sino que, además, si los tomamos por nuestra cuenta, puede interferir con parámetros analíticos, como decíamos antes. O sea, que hay que avisar a nuestro médico de que lo estamos tomando por nuestra cuenta y riesgo.
Nutricosméticos para la celulitis
Y ahora que llega el verano y nos van a brear con el tema, los anticelulíticos…
Estos sí que son los que menos evidencia científica tienen, y por goleada. Primero porque para la celulitis no hay nada que sea especialmente eficaz. Lo mejor es combinar tratamientos, pero, además, a lo bestia. Con la celulitis hay que poner toda la carne en el asador, porque es muy, muy difícil de quitar. Y si yo tuviera que elegir el tratamiento para la celulitis que menos eficacia tiene de todos, diría que los nutricosméticos son los que menos eficacia tienen.
Realmente, ¿los nutricosméticos para la celulitis qué tienen? Pues sustancias lipolíticas, como el té verde, la L carnitina, sustancias para mejorar el edema, como el castaño de indias, sustancias como la cola de caballo, el silicio orgánico, que dicen que mejoran el tejido conectivo, o venotónicos para mejorar la circulación.
La celulitis es una patología tan sumamente compleja, que la eficacia de estos nutricosméticos es prácticamente nula. Aquí sí que la evidencia científica es bajísima.
Si tenemos celulitis realmente es mejor optar por hábitos de vida saludable, evitar el sedentarismo, hacer deporte, comer saludable... Y luego tenemos un montón de estrategias para hacer en consulta mucho más eficaces que tomar este tipo de productos... ¡Por Dios, todo lo desmonto! Pero otro día podemos hablar de todo lo bueno que sí se puede hacer para tratar la celulitis.
Bueno, hay que hablar desde la realidad de lo que funciona y lo que no funciona. Si alguien quiere hacer un auto de fe no pasa nada, pero que sepa qué resultados va a tener, hasta dónde va a llegar y decida...
Así es. Yo, el único nutricosmético que tomo, que me lo empecé a tomar ayer, es uno para complementar mi fotopotección. Uno con Polypodium Leucotomos, vitamina C, el más completo… Y además tiene un montón de antioxidantes que te van a venir bien, te van a dar luminosidad a la piel y te van a proteger del sol, y también de un montón de factores del exposoma, como la contaminación, etc.
Sobre todo, son recomendables para fototipos muy claritos o gente con alergia solar, que haya tenido una queratosis actínica o que por su familia tenga riesgo de cáncer de piel, melanoma, etc., ¿no?
Superrecomendables, claro que sí.
Bueno, y quien quiera ampliar más la información, capítulo 21 del libro Piel sana, piel bonita, de la doctora Molina. Ana, millones de gracias. Y a vosotros, nos escuchamos, nos leemos y de todo el próximo domingo.
Por último os cuento que nuestro mecenas de este mes, Elizabeth Arden, tiene una oferta superinteresante para su sérum en cápsulas monodosis de Ácido Hialurónico Ceramide.
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Muchas gracias a Elizabeth Arden por apostar por la divulgación en salud.
Nos escuchamos y nos leemos el próximo domingo.
¡Feliz semana!
Cris & Concha
Ana Molina