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Te dejo aquí el texto por si prefieres leerlo en lugar de escucharlo:
“Esta semana se fallaron los Premios Ondas Globales del Podcast y, como sabes si sigues mis peripecias por Instagram, me había presentado. Porque a estos premios uno se postula. Y a todos nos gusta ganar. Pero no lo logré.
Podría habérmelo callado. Ocultar que me había nominado y no admitir que esa estatuilla me hacía ilusión. Mucha. Hice todo lo contrario: contarlo en redes en directo y, además, grabarme sabiendo que podía no llevármelo, porque se habían presentado más de 800 candidaturas para 15 premios. Pero aquí, como en los matrimonios: a las duras y a las maduras. Y, así, recibí el veredicto desde el Estudio 54.
No ganar no significa haber perdido. Conozco todos los podcasts españoles premiados: son soberbios y se lo merecían. Algunos otros premiados no los conozco, así que ahora me toca hacer los deberes: escuchar y aprender. Reconocer el trabajo del otro y admirarlo no significa quitarle valor a lo que hacemos cada domingo: cuatro años tirando de un proyecto autoproducido y en abierto, con un equipo repartido en tres ciudades, que trabaja en remoto, incluso en mitad de una pandemia. Es como en los maratones, lo importante no es cruzar la meta, sino llegar al arco de salida con todos los imperdibles puestos.
No me dedico al entretenimiento, ni al humor, ni hago true crime, y me salto todas las normas del manual Ten éxito con tu podcast. ¡A ver, que grabo podcasts de hora y cuarenta minutos sobre las claves moleculares del cáncer! Pero como decía mi amigo el periodista David Beriain: “No hay historias pequeñas: hay ojos pequeños”. Así que seguiré aquí, como cada domingo, contándote grandes historias protagonizadas por estrógenos, bacterias, mancuernas, alfahidroxiácidos, cortezas prefrontales, tercios de mejora, retinoides, oxitocina, apoptosis y vaginas… para que cuando dudes puedas decir: “De eso, la Mitre tiene un podcast”. Gracias, escuchante. Tú eres mi mejor premio”.
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Aproveché mi periplo por España para grabar (¡por fin!) en directo y hacía tiempo que me apetecía entrevistar a Carolina Iglesias, cómica, guionista, youtuber, podcaster (premiada con un Ondas al mejor podcast por Estirando el chicle junto a Victoria Martín) y muchas otras cosas más, además de merecedora del Premio Marcela y Elisa por su labor a favor de los derechos LGTBI.
Carolina tiene veintitantos años, así que entre ella y yo hay dos décadas y una generación de mujeres por medio. Ella es una millennial, yo soy de la Generación X. Quería averiguar con ella qué ha cambiado para nosotras en cuanto a trabajo, éxito, sexualidad, salud mental, ideales estéticos, igualdad o libertad en todo este tiempo…
Esta vez cambié el Estudio 54 por el salón privado Condesa Masslov, en el Hotel Mandarin Oriental Ritz de Madrid. Allí se puede disfrutar de la carta del restaurante Deessa del chef Quique Dacosta o ¡grabar un podcast! El espacio ha sido bautizado con el nombre que utilizó la espía Mata-Hari para su reserva en el hotel en 1916. Muchísimas gracias a todo el equipo por esta experiencia.
Me ha hecho mucha ilusión grabar allí, porque cuando yo era una niña y mis padres me llevaron a Madrid a ver el Zoo (un clásico de los 80), mi madre y mi abuela se escaparon una tarde a ver “El Ritz”, porque para ellas era tan monumental como la Fuente de Cibeles.
Se acercaron al botones y le pidieron entrar “solo a mirar”. No solo les dejó pasar, ¡les hizo un minitour! “Lo vimos todo, menos las habitaciones”, contaron, luego, fascinadas.
Sí, ellas no dijeron “hemos visto”, porque en Asturias solo existe el pretérito perfecto simple. Y también palabras como “chiscar”, “guajes”, “tajalapiz” o expresiones como “picar al timbre”… esto me da para otra newsletter.
Volviendo a la anécdota. Yo me perdí aquella visita guiada por el Ritz, porque ver los dibujos de Súper Ratón pegada a la pantalla de la televisión de nuestro hotel con vistas al Manzanares, mientras mi padre echaba la siesta, me parecía mucho mejor plan.
Cuando conecté la grabadora me acordé de mi abuela y de cómo me hubiese gustado poder llamarla para contarle: “Mami, he grabado en el Ritz”.
Nos escuchamos y nos leemos el próximo domingo.
Un beso
Cris
#193 Carolina Iglesias